¡La ansiedad: compañera “incómoda” de viaje

En 1929, Cannon formuló la teoría de Respuesta de lucha-huida en la que explicó la reacción refleja que nos prepara para reaccionar ante un peligro y cómo nuestro cuerpo de manera inconsciente se protege.

Casi cien años después, la ansiedad sigue siendo el trastorno emocional por el que más personas acuden a terapia y a la vez el más estudiado. Durante los años 60 con la corriente psicológica del conductismo extendiéndose y cuestionando las ideas del psicoanálisis, la gente llegó a pensar que cambiando sus hábitos podrían controlar y resolver la ansiedad. Nada más lejos de la realidad. Lo que ha venido a decirnos la experiencia de todas esas personas es que la ansiedad no se resuelve así. Podemos aprender a reducir los niveles y que el malestar sea algo más manejable, pero si no entendemos la causa y legitimamos la emoción, no lo resolveremos. En muchos casos, un síntoma desaparece tras hacer mucho esfuerzo por contenerle, y termina surgiendo otro que pone en alerta de aquello que sigue sin resolver como sucede a menudo en las fobias.

¿Y por qué si llevamos tantos años estudiando la ansiedad? Su prevalencia afecta al 20% de la población y continúa aumentando.

La ansiedad como cualquier síntoma psíquico nos alerta de un conflicto a nivel emocional. Las soluciones a corto plazo (medicación ansiolítica, por ejemplo) son muy eficaces para reducción de los síntomas. Sin la medicación en muchos casos no podemos estabilizar para descubrir qué sucede a nivel más profundo. De ahí que el tratamiento más eficaz sea la combinación de farmacología y psicoterapia.

¿Y qué aparece cuando se reducen los síntomas? Tal y como explicábamos al principio lo importante es aclarar que no existen las soluciones mágicas. Todos no tenemos los mismos motivos para que se dispare la ansiedad y por eso cuando alguien nos dice: “a mi prima le pasaba lo mismo, tu lo que tienes que hacer es tomarte las cosas con más calma” su mensaje no nos llega, porque nos alegra oír que alguien paso por eso de la “ansiedad” y lo superó, pero realmente no sabemos si es lo mismo que estamos viviendo nosotros.

Desde su modelo de evaluación, en Rio Psicología, 3 psicólogas expertas en esta patología, colocan el foco en nuestras expectativas, es decir, cuánto de alejado está nuestro mundo real de nuestro mundo ideal y cuáles son los motivos para que esto se esté dando y no podamos hacernos cargo.

En este enfoque, una de las claves es tener en cuenta el vínculo de apego que establecemos con nuestras figuras parentales. John Bowlby y sus seguidores definieron el apego como el vínculo afectivo que establece el bebé con su madre y con su padre durante los primeros años de vida. La calidad de este vínculo será muy importante en todas las áreas de la vida.

Si se construye un apego seguro esto implica que el niño ha sido visto incondicionalmente y ha podido aprender a regularse con la presencia de sus cuidadores. Cuando crezca le será más fácil identificar, entender y manejar sus emociones y relacionarse satisfactoriamente con otras personas.

Además, ante determinados momentos claves en su vida, tendrá la autonomía suficiente que se necesita para elegir un nuevo camino con todo lo que ello implica: profesión, pareja, lugar de residencia, amigos, estilo de vida, etc.   

Escrito por: Noemi Sánchez y Olga del Mazo

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Ayuno de dopamina
¿ Existe una base para sostener la nueva tendencia?

La dopamina es un neurotransmisor que se libera de forma natural en el cerebro. Antes se creía que al ser liberado producía placer, sin embargo hoy se sabe que su liberación nos provoca las ganas de buscar el placer. Cuando lo sentimos, las responsables son las endorfinas.
Reducir la dopamina no es terapéutico en sí. Únicamente tendría sentido en casos de adicciones, cuando el cerebro solicita la recompensa de forma insistente y de forma creciente.

Desarrollar hábitos más saludables como sustituir media hora de actividad virtual por media hora de actividad física, estiramientos o meditación nos puede ayudar a mejorar el funcionamiento de nuestro cerebro y una mayor sensación de recompensa frente
a los estímulos.

Sin olvidar que sin la concentración alta de dopamina no sería posible enamorarnos ♥️

Olga